Mago La Ascensión

Keiko Koisikawa

Relato para Mago La Ascensión
jueves, 15 mayo 2014 11:30

Ficha técnica

  • Nombre: Keiko Koisikawa.
  • Fecha y lugar de nacimiento: 5 de Mayo de 1976, Tokio.
  • Raza: asiática
  • Color de ojos: negro.
  • Color de pelo: negro liso y muy largo.
  • Nacionalidad: nipona.
  • Imagen habitual: ropa negra gótica.
  • Cosas en los bolsillos: un reloj negro que marca las horas de las pastillas.
  • Tradición: Los Huecos.

Trasfondo

Tenía 13 años cuando todo mi mundo se vino abajo. Recuerdo perfectamente esa noche, se repite continuamente en pesadillas desde entonces. Primero me veo a mi misma llorando porque mi padre no me dejó ir a la fiesta que celebraba Miyuki lha. No era justo, todos estarían allí; mis amigos y Akira, era el chico de mis sueños... Todo esto parece muy superficial ahora, pero era importante para mí entonces. Recuerdo que odié a mi padre con todo mi corazón y deseé que se muriera, deseé estar sola y no tener que obedecer a nadie. No me di cuenta de la profunda tristeza que se ocultaba en el fondo de los ojos de mi padre. Ahora lo veo reflejado en mis sueños, y me hace sentir más culpable, porque entonces no vi lo que amenazaban sus ojos. Le grité, le dije cosas muy feas que no tenían sentido. Luego me fui mi habitación y lloré. En el sueño, a lo lejos, escucho voces... Son mis padres, discuten por el trabajo de papá. No van bien las cosas. Mamá suena desesperada. Un portazo. Mamá debe haberse ido otra vez. Después el silencio. El agotamiento me provoca el sueño, algo me dice que no debo dormirme, que tengo que permanecer despierta. Pero no hago caso y me quedo dormida. Debió pasar poco más de hora y media, de pronto oigo el sonido de una silla al caer y un golpe seco. Corro por el pasillo hacia el despacho de papá. Mi corazón me dice que no entre, que no debo abrir esa puerta; pero mi cuerpo se guía por la inercia y pongo una mano sobre la puerta y comienzo a abrirla... En un susurro llamo a mi padre pero nadie contesta. Mi corazón se acelera. ¡No lo hagas! Me grita, pero no puedo dejar de entrar... Entonces veo la silla caída en el suelo y mi padre.. . Su cuerpo se balancea morbosamente de un lado a otro. Mi padre. En ese momento despierto de la pesadilla, no puedo reprimir un grito ahogado... ¿Qué he hecho? ¿Por qué? ¿Por qué? Desde aquel 23 de julio de 1989 tengo pesadillas casi todas las noches. Se repite una y otra vez, atormentándome porque yo deseé que se muriera.

Dos días después fue el funeral. Mamá dijo que fue por la quiebra de la empresa, había dejado a muchos trabajadores en la calle y su honor fue más fuerte que su vida. No me lo creo. Nos mudamos de la casa en la que vivíamos a un pequeño apartamento en el centro de Tokio. Dejé de ir a la escuela privada y entré en una pública cerca de mi casa. Me encerré en mi misma y no dejé que nadie se acercara a mí. Mi aspecto se hizo cada vez más siniestro y mi dolor me inspiró canciones que escribía y cantaba. Mi madre se volvió cada vez más adicta a los somníferos, parecía un fantasma que pululaba por la casa sin rumbo. No hablaba conmigo, ella sabia que la necesitaba, pero prefería dormir. Tres años después su corazón no pudo más. De nuevo un funeral, y recordé mi petición... Estar sola... Un hermano de mi padre me acogió en su casa en Tochigi-ken y me mudé allí. Seguí siendo poco comunicativa y él estaba muy ocupado trabajando como para darse cuenta. Un nuevo colegio, nueva gente, pero yo no quería conocer a nadie. Un día, durante el recreo, me quedé en mi aula, como siempre. Estaba intentando terminar una canción que se empecé la semana anterior cuando un grupo de chicos que pasaba por el pasillo se detuvo en la puerta. Yo estaba cantando y a ellos les gustó lo que escucharon. Así conocí a Kosh, Yuri y Koru. Entraron y me pidieron que cantara con ellos en su grupo, que me necesitaban. Al principio me negué, pero insistieron tanto... Y me necesitaban, por primera vez en mi vida alguien me necesitaba... Acepté. Y todo fue maravilloso. Todos teníamos historias tristes que contar y lo hacíamos a través de la música. Decidimos llamarnos 'Crying Blood'. Tocábamos en pequeños locales de ambiente gótico, nuestra música era muy siniestra y llegaba a un grupo reducido de personas pero a nosotros nos hacía felices estar allí, unidos en nuestras desgracias y haciendo frente al mundo. Ellos constituyeron mi auténtica familia, y aunque no podía olvidar a mis padres, si conseguí mitigar el dolor. Entonces nos hicieron una oferta difícil de rechazar: ser teloneros de Within Temptation en su gira por Estados Unidos. Hicimos las maletas y nos fuimos a América. Lo pasamos genial, rodeados de nuestra gente, viviendo la música y sintiendo el placer de ser escuchados por miles de personas. Pero parece ser que atraigo la desgracia allá donde vaya. Una noche, en un pueblo de Michigan salimos al escenario de un pequeño local de la zona industrial. Tenía una intuición, sabía que no debía salir, pero lo hice. Estaba cantando la canción que escribí tras la muerte de mi padre... Entonces sonó un disparo, yo creí que había estallado un foco, pero ese loco se encargó de que supiéramos la verdad. Se subió a una mesa y empezó a gritar. "Hijos de Satán. Morid, ¡malditos! ¡Qué Dios perdone mi alma y condene las vuestras al fuego eterno". Recuerdo cada una de aquellas palabras y luego sentí fuego en mi hombro. Y dolor. El dolor me cegaba y teñía mis ojos de sangre. Mientras caía pude ver a Yosh en el suelo... Koru estaba tendido sobre los altavoces... Sangre... La sangre rodeaba todo el lugar, y los gritos... Intenté girar la cabeza para intentar ver a Yuri pero sólo podía sentir dolor y luego oscuridad.

No recuerdo nada de lo que me ocurrió después. Sólo se lo que me contaron los médicos y Barry, el representante del grupo. Al parecer un fanático católico decidió que éramos los enviados del demonio y que él debía salvar a la Humanidad de nuestra maldad. El pánico invadió a la gente y muchas personas murieron pisoteadas. Otras murieron por los disparos... Yosh, Koru y Yuri habían muerto. No quise detalles, lo vi en sus ojos. Algo se rompió dentro de mi. Eso dicen los psiquiatras, estado de shock mental. Barry, hizo que me trasladaran a un centro especializado en casos de neurosis en Londres. Hace ya un año de eso. Es enero de 1996 y acaban de cambiarme de psiquiatra, ahora estoy con el doctor Craig Barret. Es amable conmigo y dice que pronto me dará el alta. Dice que he desarrollado una especie de fobia a lo religioso y que las pesadillas que tengo se irán desapareciendo con la aceptación de la no culpabilidad de mi persona. Pero YO deseé estar sola, quise que mis padres murieran. Mi deseo fue demasiado lejos, pero fui YO quien lo deseó y si no lo hubiera hecho ahora todos estarían vivos y no poblarían mis pesadillas. Quiero morir. Ese es mi deseo ahora, pero parece que nadie quiere concedérmelo. No tengo valor para suicidarme, soy cobarde y débil, como mi madre. Ahora solo tengo que engañar al doctor Barret para que me deje salir. No soporto estar aquí más tiempo. Mi vida es un borrón desde hace un año, no quiero recuperarla, quiero acabar con ella pero aquí es difícil cuando me vigilan 24 horas al día. Craig dice que podré salir si tomo siempre la medicación y vengo a verle todos los lunes por las mañanas. Hay veces que me siento confusa, las pesadillas no se van y hay algo de lo que no he podido hablar con el doctor, si lo hiciera me encerraría para siempre. Algo me habla, sucede desde los disparos... Me aterra pensar en eso.

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Keiko Koisikawa
  • autor: Verónica Walker
  • enviado por: Kether
  • licencia: Creative Commons BY-NC-SA
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